Racionalismo y empirismo
La filosofía del siglo XVII representa el momento en que el
nuevo pensamiento moderno alcanza su madurez efectiva. Es también uno de los
periodos más creativos y productivos de la historia de la filosofía. Podría
afirmarse que el más creativo desde la época clásica griega.
Las elaboraciones filosóficas del siglo XVII difieren en
diversos puntos y de modo importante de las ideas del pensamiento renacentista.
Más concretamente: se separan del Renacimiento en cuanto que este había negado
los presupuestos de la ideología medieval, buscando inútilmente nuevos caminos
para el pensamiento.
La filosofía del siglo XVII encontró esos nuevos métodos que
permitieron a los pensadores una poderosa creatividad. La nueva orientación filosófica
estuvo determinada por la publicación de dos grandes tratados de contenido
distinto: por una parte, en Inglaterra, Francis Bacon, escribió su Novum
organum, sentando las bases de la filosofía empirista; por otra, Rene Descartes
público su célebre Discurso del método, punto de arranque de la filosofía racionalista.
La filosofía del siglo XVII sostuvo, como característica fundamental,
una gran polémica entre dos grandes corrientes rivales del pensamiento: el
racionalismo y empirismo. Fueron los principales representantes del
racionalismo: Descartes, Malebranche, Spinoza y Leibniz. En el empirismo
destacaron: Bacon, Locke, Berkeley y Hobbes.
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