La reforma religiosa
La reforma protestante, que en el plano de la religión exigió
la libertad espiritual, no favoreció, sin embargo, por lo menos inicialmente,
la libertad de pensar, remarcando la supremacía de lo religioso sobre lo científico.
De todos modos, la autonomía anti dogmática, por la que lucharon los
protestantes para interpretar libremente las Sagradas Escrituras, contribuyó a
crear un clima propicio para que lentamente el conocimiento filosófico progresara
con libertad religiosa. Prueba de ello es que en los países donde triunfo el protestantismo,
la filosofía pudo expansionarse mas que en los países católicos.
Erasmo de Rotterdam (1467-1536)
Fue el autor del célebre
Elogio de la locura, donde expuso que las únicas vías para eludir las
miserables condiciones de vida de la Europa medieval eran: la utopía, el sueño,
el arte, la muerte y la locura. Erasmo predicó que la fe debía ser
interiorizada, afirmando que su exteriorización era fuente de hipocresías.
Martin Lutero (1483-1546)
Fue uno de los principales dirigentes del protestantismo y,
aunque no se le puede considerar un filósofo, pues el mismo desprecio la filosofía
como saber autónomo, sus reflexiones filosóficas influyeron en algunos
pensadores. Fue un fanático anti aristotélico, e incluso rechazo el tomismo,
pero no creía necesario que la reforma religiosa recibiera el soporte de una
doctrina filosófica, aunque al final de su vida reconoció que ello fue un
error.
El protestantismo recuperó en parte las bases aristotélicas.
La responsabilidad de la creación de un nuevo dogma se debe a Philipp
Melanchton (1497-1565) .Otros destacados dirigentes reformistas fueron el suizo
Ulrich Zwinglio (1484-1531) y el francés Jean Calvino (1509-1564), ambos fanáticos
e intransigentes, ejercieron persecución contra el libre pensamiento. Víctima
del calvinismo fue el médico español Miguel Servet (1511-1553), que anticipo el
estudio de la circulación de la sangre. Huyendo de España por la persecución inquisitorial,
fue capturado y condenado a la hoguera en Ginebra.
El naturalismo filosófico
Durante los siglos XV Y XVI se desarrolló una especie de metafísica
poética que exalto los hechos naturales concediéndoles un carácter religioso,
como si se tratara de “milagros naturales”. Giordano Bruno (1548-1600) fue el
fundador de este panteísmo naturalista. Sin abandonar sus creencias cristianas se convirtió en un
feroz crítico de la Iglesia, aun siendo el mismo un clérigo. Tras una existencia de
exilios y huidas, fue capturado mediante engaño por la Inquisición y quemado
vivo en una plaza en Venecia. Bruno defendió la libertad de pensamiento y
elaboró una concepción panteísta del mundo, con una base erótica, pues
consideraba que el amor era el elemento fundamental del mundo. El cosmos, decía,
está unido por los lazos orgánicos del amor y allí donde aparece inspira la
unidad: como amor sensual, produce la unidad física de los cuerpos; como amor
humano, la convivencia social armónica de los hombres y como amor divino, la unificación
universal del Todo.
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