George
Berkeley (1685-1753)
Una
defensa de la religión
Una
vez concretada la inexistencia de la sustancia corporal, una vez suprimida
radicalmente la materialidad, Berkeley pasa a explicar porque esta tan
arraigada la idea de las cosas exteriores. Esta idea se basa en motivos
puramente psicológicos: algunas (las imaginativas y ficticias) son confusas y
borrosas; otras, en cambio, son claras y coherentes. Y es precisamente esa
claridad y coherencia la que impone ideas como efectivamente existentes, cuando
en realidad no lo son.
Tras
todas las veleidades metafísicas de esta inmaterialidad extremo de Berkeley, se
oculta el verdadero objetivo del filósofo: la defensa de la religión. Considero
Berkeley que conceder importancia objetiva a la materia es fuente de panteísmos,
ateísmos y escepticismos religiosos; los filósofos de todos los tiempos,
incluidos los creyentes en algún Dios, han visto en la materia una serie de cualidades
(infinitud, eternidad, trascendencia, etc.) que en realidad usurpan la esencia
de Dios, según Berkeley el panteísmo.
Por
otra parte, afirmo que los ateos de todos los tiempos han sido, además materialistas.
Las personas impías y profanas acostumbran a sentir predilección por la
materialidad y son adversarios de la sustancia espiritual, imaginando el alma
humana como algo divisible y sujeta a corrupción, como si se tratara de una vil
materia.
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