John Locke (1632-1704)
La reflexión
Cuando el espíritu se toma a sí mismo como objeto de estudio,
cuando la mente percibe sus propias operaciones, entonces aparecen ideas como
la de razón, duda, creencia, amor, pensamiento, odio, etc. Es decir, se
reflexiona.
Las cosas del mundo exterior, que el espíritu toma como
objeto del conocimiento, tienen dos tipos de cualidades: cualidades primarias,
que son las cualidades inseparables de los cuerpos, presentes en ellos en
cualquier situación en que se encuentren (la solidez, la extensión, la figura y
la movilidad) y las cualidades secundarias que son los poderes que tienen las
primarias para producir sensaciones(los colores, los olores, los sonidos)
Mientras que las propiedades primarias dependen
exclusivamente del objeto, las secundarias dependen del sujeto. Esta es la justificación
teórica de todos los escepticismos, subjetivismos y relativismos de la filosofía
moderna.
Las ideas que la mente ha forjado a partir de la experiencia
pueden ser comunicadas de un espíritu a otro a través de un lenguaje. Este
aplica un nombre, una palabra, a una idea, representándola mediante un signo fónico
o gráfico. Como no puede haber nombres para todas y cada una de las cosas,
puesto que el número de ellas es infinito, el lenguaje está formado por un conjunto
de términos de acepción general, que se refiere a una multiplicidad de objetos
de características parecidas. Tales conceptos, los llamados flatus
vocis(nombres puros) son los que las filosofías
no empiristas denominan concepto, idea, esencia, forma, etc., dando origen a la
corriente del nominalismo.
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