martes, 29 de julio de 2014

Cuando surge un problema





Cuando surge un problema


Proverbio 17:22  El corazón alegre produce buena disposición: Mas el espíritu triste seca los huesos. (La Biblia Reina-Valera Antigua)


            Cuando surge un problema en nuestra vida, la primera cosa que hacemos, es buscar en una tercera persona, o bien, la culpa, o la solución de dicho problema. Empezamos por lo más cerca que tenemos: nuestra pareja, los hijos, la familia, amigos  y ya cuando no tenemos a más nadie se la adjudicamos al gobierno de turno.
            Si alguien en esos momentos nos diera un poder para cambiar lo que no está funcionando, lo más seguro que haríamos una larga lista, pero en esa lista nuestro nombre no estaría.
            Nos sentimos en la capsula de la perfección, donde los que están fuera no sirven para nada. Seguro que pensaran que exagero, pero en muchas  oportunidades yo he actuado así y también lo he sentido y vivido en carne propia de parte de otras personas.
            Si tu hijo está tranquilo y feliz, escuchando música en su habitación, con un desorden total, y no quiere obedecer  y uno estás enojado y rabioso por eso; se debe reconocer que el problema quien lo tiene es uno y no el.
            Muchas veces tenemos suficientes motivos para enojarnos y con razón, pero aun así, el problema es nuestro y por lo tanto nos corresponde a nosotros buscar resolverlo. Cuando comenzamos a reconocer que somos parte del problema, ya las cosas empiezan a mejorar.
            Una de las primeras pasos que hay que dar es un cambio de actitud. Cambiar la actitud negativa de ver las cosas y producir un cambio positivo de actitud. Esto es algo súper sencillo de hacer y lo más  importante, depende solamente de uno mismo.
            Una vez leí una frase que me llamo la atención y siempre la aplico y no falla: Cuando algo se te pierda, busca primero debajo de tu almohada.
            No tratemos de arreglar el mundo, empecemos por nuestro mundo, nuestro mundo interior; conociéndonos mejor y reconociendo nuestras fortalezas y debilidades. Aprendiendo de las situaciones y sacando provecho de las adversidades.
            Lo que nosotros esperamos de los demás, hagámoslos con nosotros mismo: si quieres que te consientan, consiéntete tú primero. Si queremos que nos presten atención y nos escuchen, entonces comienza por escucharte tú mismo. Muchas veces pasamos por alto, lo que nosotros mismo nos decimos; cuando veo una persona con un vicio, por ejemplo, un fumador, enseguida pienso y me digo “que persona tan débil”, ¿cómo es que no puede dejar ese vicio? y enseguida oigo ¿y por qué tú no dejas de beber tanto café? Si ponemos atención a ese dialogo, nos volvemos personas más empáticas, capaces de ponernos en los zapatos de los demás. Nos vamos saliendo de esa capsula de perfección y las soluciones comienzan a fluir.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        
            Empezar de adentro hacia afuera, lo contrario es difícil  ya que tendríamos que manejar factores que no están bajo nuestro  dominio  o bajo nuestro control o mando.
            Recuerdo que cuando yo trabajaba en un departamento de control de calidad de una industria de bebidas y debíamos reportar los productos que estaban fuera de la norma, el reporta se enviaba al departamento de producción en cuestión para que se hicieran las correcciones pertinentes , y en lugar de eso, al cabo de un minuto o dos teníamos encima a todo el departamento  en el laboratorio pero  chequeando todos nuestros procedimientos  y buscando el más mínimo motivo para echar por tierra el análisis. Por esa razón siempre antes de reportar, no solo se repetía nuevamente el análisis para estar bien seguro, sino que se chequeaba todo de manera que nada fuera cuestionado. Algo así debemos hacer también en lo personal, revisémonos porque muchas de las cosas que nos molestan o desagradan es porque de eso tenemos bastante.
            Muchos obstáculos y limitaciones que afrontamos al encarar las adversidades, tratamos de buscarlas o justificarlas fuera de nosotros o como decimos por ahí “echarle la culpa a otro” y en realidad esas barreras no las vemos porque están dentro de nosotros mismos.
            Los problemas o acontecimientos negativos siempre llegaran pero desarrollemos la actitud correcta para enfrentarla:
 Trata con personas positivas, si es de cambiar amistad, cámbiala.
Cultive una actitud basada en la fe, en la esperanza y en el amor.
Sé paciente y  comienza los cambios que sean necesarios.
Mantente erguido y sonriente: estas posturas son incompatible con estados emocionales negativos.
Haz el bien a quien lo necesite, no te hagas la vista gorda.
Y sobre todo trabajar un poco cada día con constancia y tener en cuenta que se trata de una de elección que debes hacer: o decides ser pesimista y quedarte triste y sin aliento o decides ver la vida con optimismo y alegría.
Y así como también esas limitaciones que llevamos dentro, hay algo también muy cerca, y que no lo vemos que solo está esperando a que acudas a él y le pidas ese cambio. No tienes que ir a hacer cursos de crecimiento personal para avanzar en este sentido:
 Acude a Dios, aprende a Orar correctamente. Generalmente cuando nos encontramos en lo más profundo de un problema, es cuando la oración fluye de manera más auténtica, más sentida y por lo tanto más sincera.
 Lee la Biblia ya que en ella encontraras la palabra de Dios (aunque escrita por los hombres, ella fue inspirada por Dios) y te llenara de fuerza interior para afrontar lo que venga.





No hay comentarios.:

Publicar un comentario