El tercer viaje de Cristóbal Colón, agosto 1498.
En agosto de 1498
es el momento del gran encuentro. Cristóbal Colón descubre una vasta
tierra firme situada al sur, frente al África pero no es África, ni Asia, ni, obviamente,
Europa.
Es una tierra agradable, hermosa, fértil, lujuriosa,
poblada. Es riquísima en agua y es precisamente y sobre todo la abundancia de
agua, una increíble abundancia, con un gran rio proveniente del sur, sin
posibilidad de dudas, que se trata de un verdadero continente, un cuarto
continente ignorado por completo y que a su vez, ignoraba la existencia de los
otros tres.
En agosto de 1498 se produce pues, la mayor revolución de la
geografía.
De muy diferente manera a como se mostró en San Salvador, el
Almirante se desenvuelve en los mares de Venezuela tímido .Parece reaccionar de
modo negativo ante la fabulosa novedad; parece querer rechazar el
descubrimiento que está ahí, claro, preciso, evidente; sus observaciones, sus
informaciones, se atropellan confusas y a menudo contradictorias.
La confusión, la incertidumbre se justifican por dos motivos
convergentes. El primero se refiere a la personalidad de Colón; el segundo, a
sus condiciones físicas en aquel momento.
En geografía, sobre todo en la ciencia de la navegación, Colón,
a pesar de ser autodidacta, es un excelente, experto, fue un formidable
precursor de los tiempos modernos. Pero cuando va a pasar de la geografía particular a la geografía general, se encuentra gravado
por los prejuicios del Medioevo.
Por el otro lado, las condiciones físicas en que se hallaba
en 1498, eran malas. Desde la partida de Sevilla, se encontraba mal; comenzaba
a afectarlo la gota que tantos sufrimientos le dio en su cuarto viaje. Responsable
de la ruta, de costumbre confiando solo en sí mismo, se arruino la vista que
por naturaleza era perfecta: mirando siempre al horizonte delante de la proa. Los
ojos de Colón estaban hinchados, lagrimeaban y sangraban. Una vez en tierra el
Almirante no pudo ver todo aquello, no pudo recibir las impresiones que lo habrían
ayudado a comprender mejor la naturaleza del lugar.
El mismo Diario de a bordo “Giornale di bordo”, no fue
escrito por él; con probabilidades fue dictado o quizás transcrito con la ayuda
de lo que él decía y mucho de lo que decía se lo referían otros.
El escenario de este gran descubrimiento de agosto de 1498
es el golfo de Paria.
Actualmente se dice que aun con mapas y la tecnología de hoy
día y la cantidad de expertos, que Colón
y sus marineros pasaron por enormes dificultades ante el dilema de si habían llegado
en verdad o no a tierra firme.
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