Isaac
Newton (1642-1727)
El
método inductivo como exactitud
Newton
no negó nunca la existencia de Dios, al contrario: era religioso. Pero en el
universo mecánico newtoniano Dios no está presente, a pesar de ser su creador. Para
Newton, este se limitó a imprimirle unas leyes que lo mantienen en
funcionamiento, las cuales debe investigar el hombre para conocer el mundo en
que habita. Por otra parte, en el plano de la física, elaboro dos leyes que
habrían de tener también repercusiones en el ámbito de la filosofía y del
pensamiento social:
Toda
acción genera una reacción.
Todo
cuerpo, cualquiera que sea su estado de movimiento o reposo, tiende a
conservarlo, hasta que una fuerza superior lo altera.
El
método newtoniano puede deslindarse en tres leyes:
Simplicidad
de la naturaleza. Solo hay que admitir como causa de los hechos las
estrictamente necesarias para explicar y describir un fenómeno y no otras
accesorias.
Los
efectos del mismo género o tipo deben ser atribuidos a causas iguales, es decir
dos cosas idénticas tienen el mismo origen casual.
Las
cualidades, no susceptibles de aumento o disminución y concurrentes en todos
los cuerpos accesibles a la experiencia,
deben ser considerados como pertenecientes a todos los cuerpos de la
naturaleza.
Resumiendo,
Newton reducía todos los fenómenos naturales
a una misma condición; así, las leyes obtenidas en la dimensión “humana”
pueden ser aplicadas para conocer lo infinitamente más grande (los astros) y lo
infinitamente pequeño (los átomos; aun no descubiertos como tales en aquella
época, aunque si intuidos de algún modo). La certeza que proporcionaba el
método inductivo fue para Newton absoluta, no probabilística, como Bacon
proponía.
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