Thomas
Hobbes(1588-1679)
La
perversidad humana
Hobbes
fue el creador de expresiones que han pasado al lenguaje común como elementos
de la filosofía popular. Así, por ejemplo, “el hombre es lobo del hombre” y la
perspectiva de la sociedad como “guerra de todos contra todos”. Sus dos grandes
obras versan en torno a esta temática: Elementos sobre la Ley, De cive y, la más
celebre, Leviatán.
La
filosofía hobbesiana es pesimista pues parte de la hipótesis de que el ser
humano es “perverso” (visión que casi cien años después encontró su antitético en
el “hombre bondadoso” o “buen salvaje”
de Rousseau, según un planteamiento optimista).
Sin
embargo, la idea del “hombre lobo del hombre” de Hobbes no es metafísica, sino
que existe todo un razonamiento que intenta justificarla. El punto de partida
es materialista: los hombres son todos iguales entre si y todos buscan
satisfacer sus propios deseos y necesidades. En esta búsqueda de la satisfacción
chocan unos con otros surgiendo conflictos generalizados “guerra de todos
contra todos”. El origen de ese frenesí estaría en el condicionamiento del
entorno en que habita el hombre: el medio ambiente, afirma Hobbes, es escaso, y
por tanto se hace peligroso en el momento en que los individuos buscan satisfacerse
apropiándose de él.
Esa
peligrosidad u hostilidad ambiental provocada por la limitación de las riquezas
es el factor natural que opera sobre la
conciencia de los hombres, generando competencia, ansia de posesión (riqueza o
poder) y mutua desconfianza. Mucho se ha hablado de la “falacia naturalista” de
Hobbes, pero no es cierta .Lo sería si el filósofo hubiera obrado escolásticamente
o aristotélicamente, es decir, dando como “hecho natural” la maldad o perversidad
humana. Pero lo cierto es que sitúa estos rasgos como reacción condicionada por
un medio exterior. También es cierto que Hobbes pudiera haber descubierto la
cualidad cooperativa en el ser humano, pero no lo hizo.
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