Según
el filósofo, lo bueno para el hombre es todo aquello que le resulta agradable y
útil. El primero de todos los bienes estriba en la propia conservación, siendo
la muerte el mayor de todos los males. Así, los individuos buscan todo lo que
les es grato y llegara un tiempo en que desearan la paz, cuando adviertan los
incontables sufrimientos que provocan las discordias y las luchas. A partir de
estos datos surge en Hobbes la idea del
derecho natural, que es el fundamento de la teoría del Estado.
El único derecho natural es el derecho de
los individuos concretos. En el estado salvaje o de naturaleza predomina un
estado de hecho, en el que el derecho de cada individuo coincide con su fuerza
y su astucia. Frente esta situación irracional, de barbarie, la razón humana
exige la necesidad de un acuerdo racional entre todos los hombres, según el
cual cada individuo debe renunciar a su derecho innato y fundar la sociedad política,
momentos en que nace el Estado.
Para
Hobbes, el Estado es un hombre artificial, de superior fuerza y capacidad que
el hombre natural. Este habrá de ser defendido y protegido por ese hombre
artificial. Y este hombre artificial o Estado tiene un alma: la soberanía absoluta;
sus propios nervios, las leyes; sus propias normas, la funcionalidad; su propio
orden, la conservación de lo establecido; pero también su propia enfermedad: la
desunión y la discordia civil, virus que puede provocar su muerte. Así pues, en
Hobbes la sociabilidad humana surge como una decisión de la razón. No es
cierto, como creyeron Aristóteles y tantos otros pensadores, que exista un
instinto gregario humano, una sociabilidad primordial o natural. El hombre se
asocia tan solo por egoísmo pues no es un ser político, sino que es anárquico,
individualista y egoísta, que solamente por la evidencia de los hechos llega a
entender que debe unirse a los demás hombres en sociedad, ya sea el matrimonio,
la Iglesia o el Estado. En su absolutismo estatal, Hobbes emana una cierta animadversión
hacia el poder clerical, pues considera que el poder civil debe ser el único poder
indiscutido.
En
cierto modo, en este filósofo se advierte una crítica implícita, es decir, no
confesada hacia la religión. Ello lo convirtió en uno de los precursores del ateísmo
de la filosofía moderna, que habría de influir en todo el materialismo posterior
hasta Feuerbach. En la obra de Hobbes hay una preocupación por distinguir las
religiones gentiles de la cristiana, pero sus críticas van dirigidas hacia
ambas. Así, por ejemplo, afirmo “Los dioses paganos surgieron del miedo del
hombre” Y también que: “El temor a los poderes invisibles se convierte en religión
cuando el Estado lo permite y en superstición cuando el Estado lo prohíbe”
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