La existencia de Dios
La quinta vía: se centra en la idea de finalidad teleología y
en el principio de que todo tiende a un fin que le es propio. Santo Tomás señalo que con frecuencia se observan objetos
inorgánicos que operan a causa de una finalidad y que esta actividad no puede
deberse al azar, sino a un plan preestablecido, a un conocimiento superior. Y
como los objetos inorgánicos no poseen
tal conocimiento, ello demuestra que son dirigidos por un ente
inteligente: El Arquitecto del Universo. Así, todas las cosas presentan una
tendencia a dirigirse hacia un objetivo o finalidad; algunos de estos, a su
vez, tienden a un fin superior. Por consiguiente, siguiendo una escala
jerarquizada de creciente perfección se alcanza la finalidad última, a la que
en definitiva tienden todas las cosas de este mundo.
Tal finalidad sin fin
es lo que Santo Tomás llamo Dios.
Trascendiendo la mera consideración de la filosofía cristiana,
Santo Tomás tuvo el mérito de haber
reivindicado la autonomía relativa de la razón, lo que en última instancia
facilito la separación de filosofía y teología, permitiendo que aquella que se
liberase del yugo dogmático con el que la ortodoxia oficial de la Iglesia Católica
le había sometido durante la Edad Media, llamada por ello Edad de las Tinieblas.
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