domingo, 1 de junio de 2014

El segundo viaje de Cristóbal Colón



El segundo viaje de Cristóbal Colón

Siete años necesito Colón para convencer y organizar el primer viaje y menos de siete meses para organizar el segundo viaje.
El puerto escogido el de Cádiz, porque Palos no era adecuado. Diecisiete bastimentos: tres naves, doce carabelas, una nueva nave para el Almirante denominada María Galante. La cifra, incluida la tripulación, entre 1200 y 1400: hombres de mar y de tierra, sacerdotes y frailes.
La flota  zarpa el 25 de septiembre de 1493 empleo 6 días y seis noches para llegar a la Gran Canaria. El 5 de octubre la flota llega a San Sebastián de la Gomera. Aquí el Almirante fue recibido con disparos de bombardas, luminarias y fuegos artificiales. Beatriz de Bobadilla no había olvidado el idilio pero las crónicas no cuentan si en la breve estancia se reanudaron los antiguos vínculos.
Se ordenó embarcar: semillas de naranja, limones, cedros, melones, todo tipo de hortalizas,
cabras, ovejas y cerdas. 
En el primer viaje Colón
no solo descubrió América, sino también la ruta entre Europa y América. 



La ruta del segundo viaje, fue más perfeccionada y permaneció vigente durante los cuatro siglos siguientes.



En el paralelo 16° encontraron tierra, escribe Michele da Cuneo:

“vimos tierra, es decir cinco islas desconocidas”

Dominica, la primera isla avistada, María Galante, La Deseada, las pequeñas islas de Los Santos  y la isla más bella  Santa María de Guadalupe, se lo había prometido  a los frailes del santuario al cual había ido en peregrinación.

En la Isla María Galante Colón pudo desembarcar, tomo posesión, coloco el estandarte real; hizo levantar una cruz y se celebró la misa: la primera en América, después de las de Groenlandia, en tiempos de la colonización vikinga.



Unas islas  que ofrecen un espectáculo de contraposición: desde una floresta virgen hasta el otro lado, totalmente contrario, el del desierto.



Don Fernando escribe que los españoles encontraron allí mucha madera de aloe, lentisco, sándalo, jengibre, incienso y algunos árboles que por el olor y el sabor parecían la canela y mucho algodón. Vieron también azores, garzas reales, cornejas, palomas, perdices, ocas y ruiseñores además muchos papagayos de múltiples colores, verdes, blancos y rojos, del tamaño de los gallos comunes, así como calabazas y ciertas frutas que parecían piñas verdes, pero bastante más grande y llenas de pulpa maciza, como el melón. Era el ananás: otro descubrimiento que Guadalupe brida a los españoles.

Otra novedad ofrece Guadalupe a los españoles, la más importante: el encuentro de los caribes comedores de carne humana, los caníbales. Estas referencias se toman con cautela, porque los relatos no se atienen a referir solo hechos reales. Parece que se dejaron llevar por exageraciones y detalles, por lo cual es difícil evitar la sospecha de que la fantasía haya imperado todo el tiempo. No obstante parece difícil negar que los Caribes comieran carne humana, la comían para alimentarse.
Luego vino Santa María de Montserrat, Redonda, Antigua, Nevis, St. Cristopher, St. Eustatius, Saba, St. Barthelemy, St.Martin, Anguila, DogIsland, Sait Croix y finalmente las maravillosas Islas Vírgenes, Puerto Rico.
Serán cuatro las grandes columnas del primer imperio español en América: La Española o Haití, Cuba, Jamaica y Puerto Rico.

Para Cristóbal Colón, semejante cadena de islas no podía ser la avanzada de un continente y en  este segundo viaje  consolida la idea de haber llegado a Asia.

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