lunes, 23 de junio de 2014

Rene Descartes (1596-1650): El Método




Rene Descartes (1596-1650): El Método

El Método Cartesiano fue expuesto por su autor en el discurso del Método, publicado en vida del filósofo como prólogo de una obra más extensa sobre geometría y astronomía. El Método cartesiano puede sintetizarse esquemáticamente en cuatro preceptos que el mismo Descartes expuso tal como sigue:

Criterio de certeza: No admitir como seguras más que las ideas que aparecen claras e independientes en la mente humana. La evidencia subjetiva es el criterio que define si una opinión es verdadera o falsa. Lo cierto es aquello de lo que absolutamente no se puede dudar, es decir, lo verdadero, es lo indudable. Por ejemplo: las verdades de la matemática son evidentes, claras y distintas. Toda aquella persona capaz de entenderlas no podrá negar su validez, salvo que sea un necio.

Análisis: Las dificultades que se presentan durante una investigación deben fragmentarse o aislarse en tantas partes como sea posible, para entenderlas mejor en sí mismas.

Síntesis: una vez vencida la dificultad a través del análisis, las conclusiones fragmentadas vuelven a reunirse como las piezas de un rompecabezas, constituyendo un todo que permite proseguir el avance filosófico (en realidad se trata de una variedad del método inductivo, esto es, el paso de lo más simple a lo más complejo.

Conjeturas y verificaciones: periódicamente deben repasarse las ideas tratadas, formulando sobre ellas hipótesis o conjeturas, con el fin de comprobarlas empíricamente y observar si la práctica las refuta o las confirma (verificación)

La duda: De acurdo con su primer principio, Descartes buscaba las verdades filosóficas esenciales claras e independientes, o sea, aquellas de las que no se puede dudar, empleando para ello, paradójicamente, el método de la duda. Así, el filósofo se propuso dudar de todo lo dudable, con el objetivo de alcanzar algo de lo cual no pudiera dudar. En consecuencia, la duda metódica es el punto de partida de todo su sistema filosófico, justificado por el mismo al señalar  :


"Puesto  que pretendí dedicarme exclusivamente a la búsqueda de la verdad absoluta, pensé que era preciso rechazar como absolutamente falso todo aquello que pudiera suponer una duda, por pequeña que esta fuera. Así y dado que los  sentidos a veces nos engañan, quise suponer que no existe nada tal como ellos nos hacen imaginar. Y puesto que hay quien se equivoca razonando incluso sobre las más sencillas cuestiones de la geometría, rechacé como falsas todas las razones que en el pasado habían sido tratadas como demostraciones. Y, finalmente, considerando el modo como todos los pensamientos que se despiertan en nuestra mente pueden surgir mientras estamos dormidos, decidí que todas todas las cosas que pasaban por mi mente no eran más que ilusiones, como en los sueños”

Cogito ergo sum

Así, la duda cartesiana se convierte en universal porque invalida:
Las representaciones de los sentidos

Los principios de la demostración.

La distancia entre sueños y vigilia.

Ahora bien esta duda cartesiana no es una duda absoluta, no es una duda sistemática, sino una duda metódica, es decir, no es una duda por la duda, la duda no se queda en la propia duda, sino que a partir de ella se va en busca de una certeza filosófica. Esta certeza primordial es la existencia de una sustancia pensante ya que, para pensar que todo es falso, que todo pensamiento es un error, es necesario postular la existencia de un sujeto, de un YO, que sería la yerra.
La existencia es la condición absolutamente indispensable del pensamiento, tesis que Descartes expreso en su famosa conclusión

Cogito, ergo sum (pienso, luego existo).


Desde un punto de vista externo, la duda metódica universal es, a partir de Descartes, fundamento de toda investigación auténticamente científica. El verdadero científico ha de tender siempre a dudar de sus propias teorías, para así revisarlas, superar los fallos y mejorarlas. El  mejor científico no es aquel que redondea su teoría hasta hacerla invulnerable frente a cualquier crítica, sino el que es consciente de que la ciencia es una actividad esencialmente progresiva y en este sentido, el mismo debe ser más riguroso critico de sus propias investigaciones.


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